A todas luces, este pescado blanquisimo, de texturas increibles, que parece que sea imposible de tratar, se convierte de repente, en un aliado valiosisimo en mi cocina, los primeros recuerdos son... allá por los 60 s en los que veía a mi padre hacerlo al ajoarriero casi a diario, veía como la gente lo paladeaba, untando gruesos trozos de pan sobado sobre el aceite perfumado de ajo y pimentón de la Vera. Para mi, una textura y un sabor imposible de discernir, simplemente el olor ya me repelía hasta que aquella madrugara, mientras esperábamos que empezara el gran combate entre Pedro Carrasco y Mando Ramos, el abuelo y yo solos, con la carga emotiva que eso conllevaba, me dijo... no te comerías ahora unos huevos fritos con bacalao???... en silencio, me imagine el plato y iba notando como se me hacia la boca agua... no hizo falta mas... de un salto los dos nos vestimos y salimos hacia el bar que estaba a unos 5 min. de casa y allí, en el silencio de aquella madrugada, empecé a descubrir las virtudes de este pescado.
Como un pequeño homenaje a aquellos momentos, se me ha ocurrido realizar una interpretación libre y improvisada de la obra; BACALAO EN TEMPURA CON XIPS DE AJO Y CAYENA.
Un buen morro de bacalao desalado al punto, cortado a tiras y enharinado y frito en abundante aceite de oliva muy caliente. De esta forma, conseguimos que los jugos del bacalao se queden dentro y lo recubra una costra crujiente.
Para los xips de ajo, lo laminamos finisimo y lo freímos a fuego suave para dorar sin quemar junto con unas cayenas sin pepitas que le darán un aporte de vigor al plato. Se lo ponemos por encima al bacalao con una ligera capita de pimentón de la vera.
Como guarnición, hemos preparado unos champiñones crujientes alegrados con la misma salsa que el bacalao y unas patatas bravías con pimentón de la vera.
Para los champiñones crujientes, laminarlos en crudo y saltearlos en la sartén muy caliente sin aceite y que no suelten agua; espolvoreandolos con harina para sellarlos y hacerlos crujientes.
Para las patatas, de la clase roja muy suaves y enteras cortadas a gajos y fritas a fuego suave y terminadas con fuerte.
Para beber una caña de cerveza con granizado de limón. Muy refrescante y ligera.
Buen provecho.
Que recuerdos ese combate, que brío le daba al gancho de derecha y al molinete jejeje.