La luz del sol, nos despertó timidamente después de un sueño reparador, La Mola.. testigo mudo del día, se hirguio sobre el horizonte para pararnos los vientos que desde el norte nos amenazaban. A mis espaldas, el crepitar de las ramas en la barbacoa anunciaban unos aromas recordados a pino y carrasco.
Grandes y sublimes pies de cerdo perfectamente hervidos y limpios... se enfrentaban a las brasas dándoles su característico tono dorado y crujiente al lado de las morcillas de cebolla de Lorca y las butifarras... todo marcado por el hierro como... para acentuar aun mas los tonos y los sabores.
Sobre la mesa del pequeño porche, un caldo sustancioso y recuperador... nos entono mientras se contaban historias al amor de la lumbre y se trababan lazos de amistad... respeto y emociones... grandes momentos.
hermosa visión para recordar...
El vino... un Navarra rosado, afrutado y ligero... frió del que se bebieron dos botellas...quien da mas?.
No sobro ni falto nadie... pero cuando termino el día y llegaron las despedidas... todos queríamos volver.
Y VOLVEREMOS. (pero hay mas sitios y días... seguro.)
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